Lo que recuerdo del sueño: me había adoptado una familia extraña de unos
cinco integrantes vestida a la usanza ochentera, vivían en una casa
inmensa y descolorida donde las habitaciones estaban agrupadas en
hilera, es decir, para llegar a la siguiente pieza había que atravesar
obligatoriamente la anterior. Me explicaron que según fuera ganándome su
confianza, me autorizarían poco a poco a conocer las habitaciones
ocultas, las que alcancé a ver estaban llenas de cachibaches de todos los tamaños.
No pasó mucho rato y decidimos salir afuera, por una puerta lateral de
la primera pieza: un día nublado y tétrico era el soberano del patio. En
realidad esperaba encontrar un patio, pero como suele ocurrir en estos
condenados sueños lo que había afuera de la casa era una especie de
anfiteatro, formado por dunas irregulares de arena rojiza en pendiente,
en la parte más elevada y disminuyendo su cantidad mientras se
descendía, habían varios eucaliptus(todos grandes). Las dunas terminaban
en un lago cubierto de algas flotantes de un perturbador color verde
brillante, el suelo bajo el agua(como pude comprobar al entrar en ella)
era fango blando y asqueroso... estábamos participando en un torneo de
no se que contra otros equipos... (buscando un tesoro? ...no me logro
hacer memoria) pero al darnos cuenta de las condiciones del lago
decidimos de forma unánime, sin hablar y bastando una mirada entre
nosotros, dejarlo hasta ahí.
Al volver se hizo de noche, la casa
tenía ahora un tamaño más normal y los cachivaches seguían pululando en
cada rincón formando sombras tétricas por ahí y por allá (había luna).
Recuerdo que estaba solo cuando algo entró a la habitación, no lograba
verlo, pero me asechaba en las tinieblas.. tenía que escapar... al final
sonó la alarma.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario