martes, 29 de septiembre de 2015

Eventos

Me fascina como una cadena tras otra de eventos "casuales" determinan nuestro presente, más allá del paradigma de cada uno, es innegable que muchos de los hechos más trascendentes en nuestras vidas no dependen de nuestra voluntad... estaba leyendo un librito sobre la bomba en  Hiroshima y esto me hizo eco: habían sobrevivientes que se daban cuenta que el estar justo en determinada posición en el estallido, o el haber perdido un tranvía en la mañana les salvó la vida. Así nos pasa también a nosotros en el día a día, con accidentes de tránsitos, amores, muerte, fortuna, etc. A fin de cuentas no somos más que hojas otoñales cayendo hacia un evento inevitable(nuestra muerte) mientras somos mecidos bajo los azares de infinitos vientos. Podemos controlar ciertos aspectos de nuestra existencia, pero no deberíamos pretender vivir solo al alero de nuestros propios planes, ¡es imposible! ...eeh eso, viva Chile!

sábado, 26 de septiembre de 2015

El sueño más largo

Este es el sueño más largo que he recordado jamás nunca, y puedo ver imágenes de partes anteriores, pero están incompletas así que nos las anotaré:
Estaba en mi pieza en Villarrica con unos amigos intentando explicarle a uno de ellos el uso de integrales/derivadas en problemas de velocidad y aceleración... Salí de la casa y me dirigí por una de las calles del cerro Placeres hacia donde estaba alojando el año anterior, se supone que debía bajar, pero el cerro ahora era plano aunque conservando su estructura de calles. Al llegar, tanteándome los bolsillos me di cuenta que no tenía llaves ni plata, solo llevaba el pase escolar. Estaba en eso, cuando en frente de la casa pasó una micro larga, como las articuladas del Transantiago, el lado que daba a la vereda no tenía fuselaje, gracias e ello se podía ver todo el interior: Estaba lleno de metaleros, la mayoría parados, escuchando el tema principal de Star Wars, como no sabía que número tenía, no me subí.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Sueño extraño, pa variar

Lo que recuerdo del sueño: me había adoptado una familia extraña de unos cinco integrantes vestida a la usanza ochentera, vivían en una casa inmensa y descolorida donde las habitaciones estaban agrupadas en hilera, es decir, para llegar a la siguiente pieza había que atravesar obligatoriamente la anterior. Me explicaron que según fuera ganándome su confianza, me autorizarían poco a poco a conocer las habitaciones ocultas, las que alcancé a ver estaban llenas de cachibaches de todos los tamaños.