lunes, 22 de abril de 2013

La Colorada

Al alba salió del gallinero la doña con su plumaje colorado caminando orgullosa, pasó la mañana picotiando el suelo, hasta que al rato llegaron los hombres con la comida. A diferencia del resto, que corrió a su encuentro, ella por algún extraño sentimiento, se quedó pasmada un rato, observando el ciprés que día a día tan desinteresadamente les daba sombra, luego, acercándose un poco, le picoteó cariñosamente una raíz y dando media vuelta fue al encuentro de sus compañeras. El viejo ciprés la extrañaría, al almuerzo se comío cazuela.

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